Núria Solé Sanosa

Todas las personas hemos tenido y seguiremos teniendo conflictos. En algunas ocasiones saber gestionar los conflictos no nos es posible por la complejidad de los mismos, por la forma en que nos puede afectar, por el peligro de entorpecer las relaciones o porque no estamos en el mejor momento para gestionarlos. En estos casos la intervención de una tercera persona neutral e imparcial, que nos ayude a encontrar la salida a esa situación conflictiva nos puede ser de gran ayuda, acudir a la mediación es una buena solución. 

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La mediación como otros sistemas alternativos de resolución de conflictos, es un proceso que desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/2025, de 2 de enero, de medidas en materia de eficiencia del Servicio Público de Justicia, se establece como requisito previo para acudir a la vía judicial, favoreciendo la posibilidad de que las personas que viven el conflicto, puedan encontrar sus propias soluciones, dándoles por tanto, todo el poder a ellas mismas. 

 

En las empresas, fundaciones, asociaciones, centros docentes o cualquier otra organización, en algunas ocasiones surgen conflictos que afectan no tan solo a las personas que los viven sino también a la organización. Ejemplos de estas situaciones son los casos de acoso laboral, sexual, discriminación por razón de sexo, por orientación sexual, por razón de genero o por cualquier otra discriminación. En estas situaciones la existencia de protocolos en las organizaciones ayudan a prevenir, a gestionar y a solucionar dichos conflictos. 

 

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